Cobre

El cobre se extrae de forma natural de los minerales subyacentes, pudiéndose realizar la extracción por el método pirometalúrgico como por el hidrometalúrgico. Los minerales sulfúricos pueden ser convertidos durante en las llamadas piedras de cobre durante el proceso en el horno de cuba, piedras que en última instancia se disuelven en cobre negro o en cobre ampolloso que puede llegar a contener hasta un 96% de cobre. El llamado horno de cuba, que designa a los clásicos altos hornos, se utiliza sobre todo en Alemania mientras que en Inglaterra es más habitual para este proceso el llamado horno de reverbero, en el que la fusión de los metales se lleva a cabo directamente a través de radiaciones o de llamas. Más adelante, en el siguiente paso del proceso se inyecta gas natural en la fusión, obteniendo así ánodos de cobre que se vierten en láminas de ánodos y que lleva a una electrólisis de refinado. A través de este proceso se depositan en el suelo metales nobles que todavía se han conservado, como oro o plata, en los así llamados barros anódicos, siendo aprovechables. En este proceso se obtiene también cobre de electrósis, un componente que hoy en día es prácticamente indispensable en la electrotécnica. Un procedimiento claramente laborioso y caro es la electrósis de extracción, que se puede utilizar tanto para los materiales óxidos como para los sulfúricos, en forma de separación de materiales. La solución existente con contenido en cobre se presenta como una extracción por solvente, antes de realizarse la electrosis. Todo este trabajo merece la pena, pues a través de este procedimiento se obtiene un contenido de 99,90%, lo que funciona como un producto bastante puro, en sí cátodos de cobre con hidrofluorocarbono.

La fusión de cobre escrita anteriormente es vertida en general en bloques o se le da forma. La tranformación posterior de este cobre rafinado se realiza según la demanda en el mercado, dependiendo de la cantidad y la calidad. En última instancia las aleaciones de cobre que se consiguen son entre otras las de cromo-cobre, cobre-estaño (aluminio), bronce-aluminio, (se utiliza para hélices navales) así como aleaciones de cobre-níquel-aluminio (resistente al agua de mar y por ello utilizada en la industria naval).

La historia de la extracción de cobre comenzó a interesar en la época de la industrialización, pues en este momento tanto el cobre como sus aleaciones empezaron a utilizarse cada vez más y a reemplazar más o menos el bronce cuyo uso hasta entonces había sido muy extendido. Como suele ocurrir en la historia del desarrollo humano, el avance de las aleaciones de cobre fue forzado por el uso de máquinas de guerra: sobre todo para cañones y protecciones del llamado bronce de cañones, compuestos de una aleación de cobre-estaño-cinc-aluminio, que servían mejor para los requisitos militares de entonces. Hoy se utiliza el cobre sobre todo en la industria electrotécnica, en cables sensores, red de cables así como las redes de suministro de agua o las instalaciones de calefacción. Las instalaciones eléctricas son utilizadas naturalmente en muchas ramas industriales, también en la industria automovilística, en la que por lo demás la necesidad de cobre para la construcción de coches sigue creciendo. En la industria naval global el cobre es muy utilizado por su resistencia a la corrosión también cuando es utilizado bajo el agua, y para minimizar el desarrollo de algas o conchas.